El escritorio de Windows es aquella interface de software que ha sido originalmente creada con el objetivo de generar un espacio de cómodo y fácil acceso a los programas y operaciones disponibles de una computadora. Es una interface gráfica en la cual se pueden disponer de diferente modo numerosos íconos, accesos, carpetas, archivos, barras de herramientas y programas. Todos ellos pueden haber sido previamente seleccionados y organizados por el usuario de acuerdo a sus necesidades específicas. A lo largo de los años, Windows ha desarrollado numerosos estilos de escritorios que han evolucionado en complejidad con el tiempo. El escritorio de Windows da a los usuarios la posibilidad de reacomodar las ventanas a través de la función de arrastrar y soltar (drag and drop en inglés). Con ella, el mouse o el teclado sirven para mover, reorganizar y ordenar los elementos visibles. Si tenemos en cuenta que el escritorio de Windows es la base de cualquier operación que queramos realizar en la computadora, entenderemos su importancia y al mismo tiempo la necesidad de que sea un sistema simple, accesible y eficaz que nos permita obtener los mejores resultados.
Si alguna vez has intentando cambiar de aplicación con Alt + Tab y has tardado un buen rato en encontrar la aplicación que te interesaba, los escritorios virtuales te interesan. Las aplicaciones en un escritorio no aparecen en la lista del otro, por lo que te ayudarán a organizarte mejor si abres muchas aplicaciones a la vez. Cómo crear escritorios virtuales Para crear escritorios virtuales en Windows 10 (y ver los que ya están creados) debes pulsar el icono de Vista de tareas en la Barra de tareas de Windows. El icono puede ser distinto al de la captura de pantalla, pues ha cambiado durante las distintas versiones de Windows. Si tienes dudas, puedes también hacer lo mismo pulsando a la vez las teclas Windows y Tabulador del teclado. La vista de tareas muestra todas las tareas (aplicaciones) abiertas en el escritorio actual. Puesto que normalmente solo tienes uno, esto generalmente incluye todas las aplicaciones abiertas. Para añadir un escritorio adicional, haz clic en Nuevo escritorio.
La mejor razón para utilizar escritorios virtuales es evitar distracciones y organizar el trabajo. Multiplica tu productividad creando un escritorio para tus programas profesionales, otro para la música y otro para los blogs y redes sociales que visites con frecuencia. 2) Utiliza el pad del portátil Casi todos los ordenadores portátiles disponen de la tecnología Precision Touchpad, así que aprovecha los gestos multitouch. Además del atajo CTRL + Windows + Izquierda/Derecha, podemos alternar entre escritorios con un toque o deslizamiento con varios dedos. Para comprobar que dispones de panel táctil de precisión, haz clic derecho sobre el icono de Windows y selecciona Dispositivos. Allí, dirígete a Panel Táctil, y configura los gestos de dos y tres dedos a tu gusto. 3) Asigna un fondo de pantalla a cada escritorio Por muy organizados que seamos, nos podemos acabar liando con tanta multitarea. Una forma eficaz de saber en qué escritorio estamos trabajando es usar un fondo de pantalla específico para cada uno.
Así, con un simple vistazo sabremos dónde nos encontramos. Windows 10 no dispone de una utilidad para establecer un wallpaper en cada escritorio virtual. Por suerte, existe una aplicación libre llamada VirtualDesktop que nos permite hacerlo. El programa no necesita instalación alguna. Solo hay que descargarlo y utilizarlo a nuestra discreción. 4) Mostrar todas las aplicaciones en la barra de tareas El escritorio múltiple de Windows 10 está destinado a compartimentar el trabajo. Debido a esto, los programas abiertos en cada escritorio se mostrarán en su propia barra de tareas. Pero puede darse el caso de que queramos ver todas las aplicaciones de todos los escritorios en la barra de tareas. Para modificar la configuración al respecto, tenemos que hacer clic derecho sobre el botón de Windows y abrir la Configuración. Después, seleccionamos Sistema > Multitarea > Escritorios virtuales. Por último, elegimos en el menú desplegable la opción que deseemos. 5) Abrir una misma aplicación en todos los escritorios Si necesitamos una aplicación abierta en todos los escritorios, podemos abrir múltiples ventanas de ella.
En el escritorio también podemos colocar iconos, correspondientes a accesos directos a programas, ficheros, carpetas, o unidades de almacenamiento, además de ficheros y carpetas en sí, es decir, no accesos directos, sino el contenido directamente. Más modernos son elementos como los widgets, que son pequeñas aplicaciones que despliegan contenido en el mismo escritorio, de forma que podemos disponer de información sin tener que abrir la aplicación. El elemento más visible y más personalizable del escritorio es el papel tapiz de fondo, el famoso "fondo de escritorio", el cual podemos cambiar de color y personalizar con una fotografía. Existen bibliotecas enteras dedicadas a imágenes de todo tipo y que abrazan todos los géneros, y que podemos utilizar de fondo de escritorio, incluso personalizándolo con una imagen hecha por nosotros mismos, ya sea una fotografía o un dibujo realizado a mano alzada y después digitalizado. Este elemento, la imagen de fondo, es el más ostensible, visible y que denota más la personalización del escritorio, aunque podemos jugar con más elementos en este aspecto de personalización como, por ejemplo, el juego de colores de las ventanas y sus elementos, la tipografía y el tamaño de la letra.