No menciona las ventajas, que las hay, de dicha globalización. También señala, frente a los terrorismos surgidos en el seno musulmán, el peligro de combatirlo acrecentando el miedo y permitiendo así la justificación de la pérdida de nuestras libertades y derechos así como el entendimiento del emigrante como enemigo posible. La guerra contra el terrorismo siembra a su vez miedo y permite, desde la voz que habla de defender a cualquier precio la propia seguridad, que poder y política se separen, en detrimento, sin duda, de ésta última, que es la que permite al ciudadano ser un individuo de derecho. También habla Bauman, algo que ya ha hecho anteriormente, de las masas de seres humanos "convertidos en superfluos por el triunfo del capitalismo global", y de los refugiados de las guerras: apátridas que son en realidad considerados "fuera de la ley", siguiendo en esto a Michel Agier, y cita, en una de las pocas veces que baja a lo concreto, los casi novecientos mil refugiados de las guerras civiles en Etiopía y Eritrea y que andan como fantasmas por la zona norte de Sudán.
Zygmunt Bauman, (Polonia, 1925 – Leeds, 2017) premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades junto a Alain Touraine en 2010, fue catedrático emérito de Sociología de la Universidad de Varsovia. Su carrera académica lo llevó a ejercer la docencia en las universidades de Leeds, Tel Aviv, The London School of Economics, entre otras. Desde sus inicios en la década de 1970, su visión de la sociología ha reivindicado para esta disciplina... Leer más
Capítulos como "La humanidad en movimiento" y "Separados pero juntos" han nacido ya armados para la imprenta directamente de Amor líquido, que es el único libro suyo con el que he podido cotejarlo. Tratándose de líquidos, podrá decir que se le derramó en este otro título, pero lo que ha hecho es, quizás llevado por cierta ansiedad de editar un libro más y vender en varias lenguas del globalizado capitalismo, plagiarse con descaro a sí mismo, mentir a sus editores y lectores ofreciendo por nuevo lo que ya había vendido con otro nombre. Cualquier lector podrá comprobarlo con sólo contratar un poco ambos libros. Lo líquido hecho liquidez. ~
Idioma original: Inglés Título original: Liquid times. Living in an age of uncertainty Traductor: Raül Garrigasait (al catalán) Año de publicación: 2007 Valoración: Recomendable (o algo más) Zygmunt Bauman es un prestigioso sociólogo conocido por acuñar el término de la "modernidad líquida", cuyas ideas, versátiles y con pretensiones generalistas, han influenciado a muchas otras disciplinas. Él mismo ha hecho incursiones en varios campos, con más o menos éxito (por ejemplo, cuando su discurso aborda el amor o el arte, me parece algo pobre y desinformado). Tiempos líquidos es un libro en que Bauman está en su terreno, la sociología, aunque también se desvíe hacia la economía, la política... Los ejemplos que da para justificar sus aseveraciones se me antojan menos forzados y autojustificatorios que los que presenta, por ejemplo, hablando de arte contemporáneo. Básicamente, en Tiempos Líquidos, este pensador reflexiona sobre una modernidad (líquida) en la que, al contrario que antaño (cuando era sólida), es imposible que nada cale; instituciones, modas, identidades, relaciones, todo es efímero.
Y pese a los aspectos negativos que he mencionado, me parece que Bauman cumple con su intención de informar. De hecho, tiene una facilidad pasmosa para ejemplificar lo que dice con metáforas de lo más ilustrativas. Encima, el libro es breve y no muy difícil de leer, algo que los flojos de mollera como yo agradecemos sobremanera en un ensayo.
Eso engendra a un individuo perdido, sin marcos de referencia a largo plazo, condenado a seguirle el juego a un presente que cambia de reglas constantemente. Quizás un defecto que veo al libro es que el autor es bastante comedido. Se limita a exponer una situación (situación que muchos otros ya habían predicado antes que él, todo sea dicho) a la que no propone soluciones, ya que, según Bauman, eso sería precipitado y hasta contraproducente. También me disgusta que en ocasiones se le ve poco dispuesto a emitir juicios de valores sobre los temas que trata, lo cual puede parecer un acierto, un tanteo hacia la objetividad ensayística, si es que eso existe realmente, pero cuando debe enfrentarse a cuestiones de la envergadura de la paulatina pérdida de poder del Estado a favor de los caprichos del mercado global, el desgaste de las iniciativas colectivas o los refugiados, esa tibieza se me antoja algo frustrante. Tiempos líquidos, en resumen, indaga en las consecuencias del paradigma actual y las repercusiones que estas puedan tener en las personas de a pie.